Los frecuentes descubrimientos arqueológicos de restos de mijo de escoba, un cereal de granos pequeños y redondeados, demuestran que la introducción de este alimento en la dieta de las sociedades europeas durante la Edad de Bronce, hace 3.500 años, fue fundamental para su transformación económica en ese momento.
Un estudio de la Universidad de Kiel -afirma DPA- muestra cómo este alimento llegó al menú de Europa a través de las redes de comercio y comunicación, que se intensificaron en la época, que mantenía ese continente con el Lejano Oriente.
“El trigo, el maíz y el arroz dominan ahora nuestro cultivo de cereales. El mijo se considera un cultivo de nicho adecuado principalmente para alpiste. Sin embargo, como este cereal está experimentando una vez más una atención creciente como alimento sin gluten hace que los resultados del estudio sean aún más emocionantes”, señaló el profesor Wiebke Kirleis.